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Seguro que ya has echado un vistazo a "SusMiradas", donde podrás conocer algún detalle del entorno que cada colaborador ha querido mostrarnos, así como algunas curiosodades sobre ellos mismos. Pero ahora quieren compartir contigo más historias que les hacen tremendamente especiales.... ¿Sabías por qué al tamandúa le consideran el inventor del baile?, ¿imaginas que nuestro picozapato ha podido encontrarse con un misterioso monstruo que habita en las mismas zonas pantanosas que él?... sigue leyendo, otras muchas historias te esperan...
Rana arbórea de ojos rojos
(nuestro cromo 1)
A nuestra rana le encanta viajar por Costa Rica, visitando sus maravillosos paisajes tropicales y contemplando la magia de sus volcanes. Deja que te cuente la leyenda que rodea a otro de ellos, conocido como el volcán "Rincón de la Vieja"....
La leyenda indígena del Rincón de la Vieja dice así :
Curubandá, un amor imposible
Hace mucho tiempo dos tribus rivales vivieron en el valle de Guanacaste. El jefe de la tribu Curubandé tenía una hija llamada Curubandá de quien estaba muy orgulloso.Ella había aprendido a curar muchas enfermedades con los secretos del barro volcánico, la vegetación y aguas termales de estos parajes.
Como Curubandá se enamoró de Mixcoac, el hijo del jefe de la tribu rival, su padre se enojó mucho, invitó a Mixcoac a una fiesta en los alrededores del volcán, luego de emborracharlo, lo mató, y tiró su cuerpo al cráter.
Curubandá, que esperaba un niño fruto de aquel amor, al enterarse de lo que su padre había hecho con su amado, enloqueció y desesperada huyó a refugiarse en lo más alto de la cima del volcán. Cuando el niño nació, ella decidió lanzarlo al volcán para que se reuniera con su padre y se ocultó lejos de su tribu en el bosque.
El tiempo transcurrió y Curubandá fue envejeciendo sin olvidar los poderes mágicos de este lugar con los que curaba a muchas personas. Esto hizo que por muchos años la gente viajara largas distancias en busca de la curandera que vivía en este remoto rincón del bosque. Esperaban ser curados de sus males con los secretos y magia de esta anciana. Todos estos viajeros cada vez que se referían al lugar donde se encontraba Curubandá decían: “ Voy para el Rincón de la vieja".
El tiempo ha transcurrido, más nunca ha podido sanar el corazón de Curubandá, por lo que su espíritu frecuenta el volcán y protege los secretos de este bosque. Si alguien escucha cuidadosamente, podría oír todavía sus sollozos y lamentos de desesperación cuando el viento golpea la cima del volcán y la montaña.
La leyenda del jazmín
Cuentan que hace mucho, muchísimo tiempo, una bella princesa hindú de nombre Yasmine se enamoró del dios del Sol, Surya Deva. Pero este dios, a pesar de la inmensa belleza y grandes dones de la princesa, era muy vanidoso, y rechazó su amor.
La princesa entonces cayó en una profunda melancolía que le llevó a una terrible depresión. Destrozada por el dolor de un amor imposible, decidió quitarse la vida.
La corte acordó entonces esparcir sus cenizas por el suelo de la montaña donde ella solía pasear y llorar sus penas. El lugar donde se enamoró del dios Sol. Entonces fue cuando, de pronto, de las cenizas, comenzó a crecer una nueva planta, que jamás antes había visto nadie. Los delgados y esbeltos tallos verdes estaban salpicados de pequeñas flores blancas, que sin embargo, permanecían cerradas durante el día y abrían para expulsar un profundo aroma sólo por la noche, justo cuando el sol se retiraba.
Y así es como tenía que ser: el causante de la muerte de la bella princesa había sido el dios Sol, así que las flores que nacieron de las cenizas de la joven, sólo abrirían en su ausencia. Desde ese momento, todos comenzaron a llamar a esa nueva, delicada y extraña flor, Jazmín, que además se convirtió en la flor sagrada del dios hindú del amor, Kama.
India es el lugar de nacimiento del jazmín. Se utiliza en las ofrendas para los dioses y para rituales de belleza en los cuales las mujeres colocan guirnaldas de jazmín en su cabello. Es también un símbolo de sensualidad presente en las ceremonias de matrimonio.
Picozapato
(nuestro cromo 3)
Puede que esta fascinante región de Africa esconda grandes secretos... pero no para nuestro picozapato. Seguramente en este instante esté mirando a un viejo conocido que, como él, está vinculado a la prehistoria.
Las referencias de Occidente a Mokèle-mbèmbé (el monstruo del lago Télé) datan de principios del siglo XX, cuando exploradores alemanes y franceses relataron cuentos que escuchaban de la gente del lugar sobre un gran monstruo que vivía en el remoto lago.
Han sido muchos los que han acudido a la región de Likouala en busca de la bestia, y no pocos los que aseguran haberla visto. Pero cuando se aportaban pruebas, las películas fotográficas eran borrosas y los archivos sonoros estaban llenos de ruido. Tal vez la versión más fiable a la fecha sea la narrada por un pastor norteamericano que sirvió en el Congo desde 1955.
Mokèle-mbèmbé: el mítico monstruo prehistórico
De él había varias versiones. En algunas era descomunal -comía elefantes- y en otras no era mucho más grande que un hipopótamo. Algunas decían que tenía cabeza de serpiente, otras que tenía joroba. Muchos que aseguraron haberlo visto comentaron que se parecía mucho a un saurópodo, un dinosaurio de cuello largo.
El pastor norteamericano Eugene Thomas recopiló gran parte de las primeras pruebas e informes del presunto saurópodo y afirmó haber tenido dos encuentros cercanos. Fue el siguiente suceso, que contó tras una de sus visitas a una tribu de la región, el que dio aún más peso a la leyenda:
Se dice que los nativos de la tribu Bangombe, que vivían cerca del Télé, construyeron una gran valla con púas en un confluente para evitar que Mokèle-mbèmbé interfiriera en su pesca. Un día, la bestia logró abrirse paso pese a la valla, aunque herido en las uñas, lo que permitió a los nativos darle caza y matarle con sus lanzas. Más tarde se llevó a cabo una fiesta por la conquista, durante la cual se cocinaron y comieron partes del animal.
Tiempo después, cuando el pastor Thomas visitó a la tribu, le contaron que los que comieron de aquella carne murieron, ya fuera por intoxicación alimentaria o por causas naturales. Algo sin duda que demostró que algo extraño había emanado de aquella criatura.
Posteriores avistamientos han venido a sembrar la duda de que tal vez no murió del todo...o quizá que no estaba solo...
¿Realidad o producto de la imaginación?
Para los paleontólogos su existencia es un rotundo "no"."Los grandes animales necesitan grandes poblaciones para subsistir, además de grandes extensiones geográficas para colmar sus necesidades alimentarias". La idea de que uno o dos animales gigantes se escondan en el lago Télé no tiene sentido.
Pero ¿es posible que algunas de las historias que se contaron a los exploradores estén relacionadas con otras criaturas grandes que habitan en la zona?. Posiblemente si, ya que hipopótamos, cocodrilos, tortugas gigantes, elefantes nadadores e incluso troncos flotando en el agua con formas extrañas pudieron haber sido malinterpretados.
Tal vez esas viejas historias podrían ser los vestigios de las advertencias de los padres para evitar que sus hijos se ahogaran en el lago.
A principios del siglo XX, había una locura por encontrar dinosaurios que era "más grande que Jurassic Park".
También existía la creencia de que los monstruos habitaban en lagos y pantanos. Es el tipo de vida que la gente pensaba que tenían los saurópodos hace cien años, pero ahora sabemos que vivían en tierra firme.
Puede que Mokèle-mbèmbé no exista, ¿o si?. Lo cierto es que no está solo...
Tal vez lo más inquietante es que no es algo inusual. Además de Mokèle-mbèmbé y del mítico monstruo del lago Ness en Escocia (conocido como "Nessie"), hay historias similares en todo el mundo. Se supone que hay un "Bessie" en el lago Erie (en América del Norte), un "Tessie" en el lago Tahoe (en California), un "Bownessie" en Inglaterra y un "Kussie" en Japón.
¿Tú qué opinas?
E
La leyenda guaraní: El inventor del baile
En un claro de la selva, a orillas del río, en una comunidad guaraní, habitaba M`bareté junto a toda su familia. Era un día de mucho calor. Unos niños jugueteaban alrededor de un añoso árbol de timbó, una anciana trabajaba las fibras de caraguatá, creando hermosos canastos y un grupo de muchachos pescaba en el río, tal vez esperando un gran dorado para la cena, No muy lejos, un grupo de hombres cortaba la maleza para luego prenderle fuego.
El joven M`bateré era ágil y despierto. Aquel día se adentró en la selva en busca de algún huevo con el que sorprender a su madre. El muchacho llevaba una larga vara para separar la maleza y poder espantar a cualquier animal.
En su camino por el monte se cruzó con una bulliciosa bandada de loros, un coatí y un zorro que se escondía entre el pastizal.También vio una pareja de carpinchos tomando el sol. De repente, en un claro, se topó frente a frente con un tamandúa. Era grande y avanzaba entretenido olisqueando los pastos, con sus garras afiladas rascaba la tierra roja en busca de su manjar favorito.
Menudo susto se llevó M`bareté. Pero no sólo él se había aterrado, el animal al verlo se paró en dos patas y gruñó bastante fuerte. Al verse amenazado, el muchacho movió la vara de derecha a izquierda, de adelante hacia atrás. El animal también pensó que iba a ser atacado y, para evitarlo, esquivó los movimientos de la vara en sentido opuesto. Así estuvieron un largo rato hasta que el tamandúa dio dos largos gruñidos y luego se perdió en la imponente y verde espesura.
El corazón de M`bareté latía estrepitosamente en su pecho, y debió descansar un rato antes de volver con los suyos. Al verlo regresar, atemorizado y tembloroso, todos acudieron a su encuentro y el chico les relató su encuentro.
Él dijo: yo golpeaba con mi vara adelante y atrás, a derecha y a izquierda, tipi, tipi, tipi, toc, chóc, chóc, chóc, chóc. Mientras M`bareté relataba la historia, imitaba los movimientos del oso. Nadie quería reírse del muchacho, pero les había resultado tan divertida la explicación que no aguantaron la risa. Todo el día se lo pasaron pidiéndole que les repitiera los movimientos del tamandúa, y por la noche todos bailaron al compás de la graciosa coreografía.
Más tarde, para acompañar el ritmo, agregaron una calabaza con semillas. Así, aseguran, nacieron para los guaraníes el baile y la música.
No.....querido camaleón....todavía es pronto para asomarte a esta sección. Quedan muchos días para acabar el mes y no tenemos ni idea de quién será el ganador.
Vuelve a La Colección e intenta conquistar a tus visitas.
Ya te llamaremos si eso...
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